domingo, 19 de enero de 2014

Hueles como el hogar.

Si estás leyendo esto significa que he tenido el valor para escribírtelo, o peor aún, para decírtelo.
No me conoces muy bien, pero tengo tendencia a repetir lo duro y difícil que me resulta vivir.
Te lo escupí a la cara en nuestra caótica primera conversación, sin conocerte en absoluto y entre lágrimas te dije que es de estar muy jodida estar sola, llorando en un callejón de una ciudad que no es la tuya, pero que es de estar mucho más jodida ver a esa persona e ir a pedirle un cigarro, y como todo últimamente en mi vida así empezó nuestro primer encuentro, bizarro, sucio y doloroso.
Tirada y abandonada, entre lágrimas, sangrando, sentada sobre un charco de mi propia sangre, deseando por encima de todo que toda mi existencia acabase esa noche, en ese callejón y como en una especie de visión sucia y putrefacta de en que se ha convertido mi vida.
Aunque jamás lo reconozcas las dos sabemos que ese cigarro sólo fue una manera "sutil" de acudir ante mi desesperado grito de auxilio, hacia nadie, hacia la vida supongo, pidiéndole que por una vez tuviese clemencia, que me diese un respiro aunque fuese pequeño o que acabase de una vez por todas con este maldito dolor y me arrastrase con ella definitivamente, y dejar por fin de sentir esto, poder descansar, lo único que esperada en ese momento, en aquel perdido callejón de esa ciudad perdida para mí era acabar con todo.
Y en ese momento apareciese tú, de la nada, como de entre las sombras cual heroína de cómic, con tu jodido pelo amarillo y tu puta camiseta de Kim Gordon como una puta broma cósmica del destino.

No sé que clase de mierda pasó esa noche, pero algo pasó, eso es evidente, de hecho si no fuese por ese cigarrillo seguramente yo ahora mismo no estaría escribiendo esto ni estaría aquí.
Has sido la primera persona en mucho tiempo en mirarme a los ojos y escucharme, en entender que no exagero al decir que me duele tanto que a lo único que aspiro en estos momentos es a estar muerta, que esto no viene y va, es una losa sobre mi cabeza las 24 horas del día, los 7 días de la semana y a cada minuto que pasa se va haciendo más grande y más pesada , haciéndome poco a poco y sin compasión cada vez más pequeña, más débil y apunto de la rendición., que es un dolor que no me deja dormir, comer o respirar, se apodera de todos y cada uno de mis pensamientos y sentimientos, las horas se hacen eternas y los días insoportables, y el dolor te gana, y cuando el dolor te gana cada momento del día, cada día, sólo queda una salida... Y ahí estabas tú, la desconocida del cigarrillo y la camiseta de Kim Gordon, mi Ángel si yo creyera en esas mamarrachadas, mi Peter Pan si yo creyera en los cuentos, mi Emma, mi última salvación, escuchándome, mirándome a los ojos y escuchándome como nadie me ha escuchado en mucho tiempo, sin miedo a decir lo que debías decir, por muy hiriente y desagradable que fuese, jodidamente necesario y útil, y de la misma forma que apareciste, como de la nada, empezaban a desaparecer los pensamientos sobre la mejor forma de llegar al final.

No existe una manera fácil de decirlo, así que simplemente lo diré, he conocido a alguien, ella solo quería un cigarrillo, simplemente pasaba por allí, yo no lo estaba buscando, fue una casualidad...fue la tormenta perfecta.
Ella dijo una cosa, yo dije otra... Cuando me di cuenta quería pasar el resto de mi vida en mitad de aquella conversación.
Ahora tengo la sensación en mis entrañas de que puede ser ella.
Está completamente loca, de una forma que me hace sentir como no recordaba que puede sentirse una persona, extremadamente neurótica y exige un mantenimiento exhaustivo. Ella eres tú .
Esa es la buena noticia, la mala es que no sé como estar contigo ahora, y eso me acojona, porque tengo la sensación de que si no estoy contigo ahora, nos perderemos ahí fuera, para siempre.
Este es un mundo enorme, sucio y malo, lleno de agujeros y recovecos y basta parpadear para que desaparezca el momento, el momento que pueda cambiarlo todo.
No sé que hay entre tú y yo, ni siquiera sé a ciencia cierta si verdaderamente hay algo o es todo otro delirio producto de los excesos y el dolor , y no puedo decirte porqué habrías de saltar al vacío por alguien como yo, pero hueles tan bien... Como el hogar.

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