sábado, 30 de noviembre de 2013

La chica del metro.

Llevaba un vestido blanco y los labios pintados de oscuro, se revolvía con las manos su pelo azul y apoyaba los pies en el asiento de delante, como si deseara con todas sus fuerzas que yo la dibujase a versos.
Sus zapatillas rotas, sus dedos apoyados sobre una diminuta sonrisa, sus tatuajes llamándome a gritos desde su piel blanca, sus uñas pintadas del mismo color que sus labios y el amanecer de huesos y piel que formaban sus largas piernas.
No creo que fuese plenamente consciente de que sus ojos estaban iluminando todo el vagón.
Contemplaba a través del cristal las gotas de lluvia, ajena al resto del mundo y a mi existencia...
No sé quien era, pero acaba de bajarse del metro y creo que ya la estoy echando de menos.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Ha sido casi insoportable

Para mi querida y preciosa terrorista de emociones.

Te estoy escribiendo una carta, sí, al estilo antiguo, es un arte perdido, como nuestro amor.
Tengo que confesarte una cosa, no me gustabas mucho al principio, eras una pequeña cosa molesta, olías y sabías bien la mayor parte del tiempo, pero no parecías tener interés en mí, lo que naturalmente me parecía profundamente ofensivo, era yo contra el mundo, y ahora vuelve a ser así, algunas cosas nunca cambian.
Así que seguí con mi vida, hice mis cosas, la mayoría no precisamente buenas para mí, me comporté como una jodida estúpida, sin entender cuánto te cambia que te rompan.
No recuerdo el momento exacto en el que todo cambió, solo sé que sucedió, hasta entonces había sido impenetrable, nada podía afectarme, pero de repente empecé a sentir que el corazón se me salía del pecho, que estaba a merced de los elementos, quererte ha sido la experiencia más profunda, intensa y dolorosa de mi vida, de hecho ha sido casi insoportable.
Juré protegerte del mundo sin darme cuenta de que sería yo quien terminaría haciéndose más daño.
Cuando miro hacia delante se me parte el corazón (de nuevo), sobre todo porque no logro imaginarte hablando de mí con orgullo, pero ¿cómo ibas a hacerlo?, sólo soy una niña encerrada en el cuerpo de una mujer, a la que no le importa nada y le importa todo al mismo tiempo, noble en teoría, débil en la práctica.
Algo tiene que cambiar, algo tiene que ocurrir.
Está oscureciendo demasiado para poder seguir viendo

martes, 19 de noviembre de 2013

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Todo me sabe a poco desde lo nuestro, lo saben bien las chicas con las que puedo y no me acuesto, y sobre todo lo sabe la chica con la que ahora me acuesto.
El golpe de suerte de conocerte y perderte me dejó ko.
Odio esta manía de vivir sobre el ritmo de los latidos, he derrotado a mis ganas de desaparecer poniéndole unas rayas que olían a desesperación, sale caro rebajarse tanto, pero más me rebajaría aceptando 2 besos en la cara, tenerte cerca de esta forma debería ser delito.
No olvidaré que si no te dejaba por nada era por porque sabías vivir desnuda bajo mis tormentas, ahora no entiendo esta mierda.
La ría huele a decenas de cadáveres...
Me arrepiento de haberte dicho que tú me bastabas como excusa para existir, porque ahora no te tengo y debo seguir haciéndolo, por mí, no por ti.
¿Ahora quien correrá por los lugares que tu alma soñó?
Qué bien domabas a mis ganas de suicidarme, hasta me trasmitías ganas de volver a sonreír de nuevo...
Ahora sólo soy la dueña de un imperio de polvo y ceniza.
Ahora sólo puedo sentirme completamente idiota diciéndome, levántate, no temas...
Grité en el silencio de nuestra despedida, como si algún grito evitara que fuese definitiva.
Mientras te ibas vi a mi vida agarrada a la pierna con la que me diste la más triste patada.
Esta vida me parece inhabitable sin ti...

martes, 12 de noviembre de 2013

Doloroso desahogo.

No sé ni por donde empezar, sé que necesito desahogarme, y si le digo a la cara todo lo que tengo dentro ahora mismo terminaré en el hospital o me encerrarán definitivamente.
Paso por alto muchas cosas, muchas, como supongo que tú también pasarás por alto cientos de mis mierdas, nunca he dicho que sea una santa o una buena hija, ambas sabemos que no lo soy y que tengo más defectos que virtudes, eso es algo simple y claro que jamás he negado ni lo haré, pero dicho esto, hay cosas que no pienso tolerar ni quedarme de brazos cruzados viendo como "son cosas que pasan y no es para tanto, a veces eres muy histérica".

Me niego a pasar por alto que mi propia madre me vea sola en urgencias y haga como si no me hubiese visto... Me niego a pasar por alto que mi propia hermana se niegue a dirigirme la palabra de buenas a primeras (cuando todas sabemos quien le ha envenenado hasta tal punto) y desde luego me niego a pasar por alto contemplar como ese despreciable ser me humilla sistemáticamente sin que aquí  pase nada, hasta tal punto de ni siquiera poder salir de mi propia habitación para no ser humillada y atacada verbalmente, ¿qué esperas que me quede de brazos cruzados eternamente? o ¿"sólo" hasta que empiecen las agresiones físicas?
No has aprendido nada de tus propios errores, pero como no eres tú la que paga sus consecuencias, ni ahora ni entonces, ni eres tú ahora la humillada ni eras tú entonces la que recibía las palizas noche tras noche.
Repites mismos errores, mismas actitudes, mismos actos, mismas disculpas, y sigues creyendo que todo se olvida y se cura con abrazos y palabras de "amor" y arrepentimiento, pero ahora ya no está Maialen para apaciguar esta rabia y este odio, ni yo tengo 13 años, ahora cada acto lleva consigo una consecuencia y una responsabilidad.
Se te llena la boca autoproclamándote mujer libre, fuerte e independiente, pero es muy jodido tener que pasar de las palabras a los hechos y actuar, ¿verdad? porque es literalmente imposible que no veas lo que pasa a tu alrededor, al principio pensé que verdaderamente no lo veías, ahora sé que el problema no es verlo, es no querer verlo.
Volvemos a lo mismo, otra vez, como cuando me acusaste de salvajadas tales que hasta me cuesta recordar, sabiendo que yo era la victima, mis cicatrices así lo demostraban, y acabé por irme de casa por no clavarte un cuchillo en el pecho, y durante 2 meses no supimos nada la una de la otra, hasta que caí enferma y terminé aun sigo sin saber muy bien como en el hospital y ahí volvimos, haciendo promesas que me costó esfuerzos titánicos poder cumplir, pero las cumplí, no puedes decir lo mismo... Caes otra vez en lo mismo, incumples tu palabra, otra vez, te olvidas de quien más te necesita, otra vez.
Y nos llevas, a ti y a mí al mismo camino, de nuevo, pero si esta vez acabamos en el mismo camino no será para dos meses, te doy mi palabra.