martes, 12 de noviembre de 2013

Doloroso desahogo.

No sé ni por donde empezar, sé que necesito desahogarme, y si le digo a la cara todo lo que tengo dentro ahora mismo terminaré en el hospital o me encerrarán definitivamente.
Paso por alto muchas cosas, muchas, como supongo que tú también pasarás por alto cientos de mis mierdas, nunca he dicho que sea una santa o una buena hija, ambas sabemos que no lo soy y que tengo más defectos que virtudes, eso es algo simple y claro que jamás he negado ni lo haré, pero dicho esto, hay cosas que no pienso tolerar ni quedarme de brazos cruzados viendo como "son cosas que pasan y no es para tanto, a veces eres muy histérica".

Me niego a pasar por alto que mi propia madre me vea sola en urgencias y haga como si no me hubiese visto... Me niego a pasar por alto que mi propia hermana se niegue a dirigirme la palabra de buenas a primeras (cuando todas sabemos quien le ha envenenado hasta tal punto) y desde luego me niego a pasar por alto contemplar como ese despreciable ser me humilla sistemáticamente sin que aquí  pase nada, hasta tal punto de ni siquiera poder salir de mi propia habitación para no ser humillada y atacada verbalmente, ¿qué esperas que me quede de brazos cruzados eternamente? o ¿"sólo" hasta que empiecen las agresiones físicas?
No has aprendido nada de tus propios errores, pero como no eres tú la que paga sus consecuencias, ni ahora ni entonces, ni eres tú ahora la humillada ni eras tú entonces la que recibía las palizas noche tras noche.
Repites mismos errores, mismas actitudes, mismos actos, mismas disculpas, y sigues creyendo que todo se olvida y se cura con abrazos y palabras de "amor" y arrepentimiento, pero ahora ya no está Maialen para apaciguar esta rabia y este odio, ni yo tengo 13 años, ahora cada acto lleva consigo una consecuencia y una responsabilidad.
Se te llena la boca autoproclamándote mujer libre, fuerte e independiente, pero es muy jodido tener que pasar de las palabras a los hechos y actuar, ¿verdad? porque es literalmente imposible que no veas lo que pasa a tu alrededor, al principio pensé que verdaderamente no lo veías, ahora sé que el problema no es verlo, es no querer verlo.
Volvemos a lo mismo, otra vez, como cuando me acusaste de salvajadas tales que hasta me cuesta recordar, sabiendo que yo era la victima, mis cicatrices así lo demostraban, y acabé por irme de casa por no clavarte un cuchillo en el pecho, y durante 2 meses no supimos nada la una de la otra, hasta que caí enferma y terminé aun sigo sin saber muy bien como en el hospital y ahí volvimos, haciendo promesas que me costó esfuerzos titánicos poder cumplir, pero las cumplí, no puedes decir lo mismo... Caes otra vez en lo mismo, incumples tu palabra, otra vez, te olvidas de quien más te necesita, otra vez.
Y nos llevas, a ti y a mí al mismo camino, de nuevo, pero si esta vez acabamos en el mismo camino no será para dos meses, te doy mi palabra.

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